Sin una participación religiosa activa, muchas personas se quedan sin oportunidades de reflexionar sobre el comportamiento humano, ni sobre su propio actuar. Las religiones en general ayudan a sus fieles a establecer reglas de conducta. En algunos casos, incluso existen mecanismos para reflexionar el propio actuar y mejorarlo. Sin importar su denominación, una persona sanamente religiosa buscará actuar "bien".
Las comunidades religiosas son espacios que brindan a sus participantes la oportunidad de obtener herramientas para resolver problemas morales. Dado que estas comunidades comparten un conjunto de valores y creencias, una persona que vive al interior de una comunidad religiosa tendrá acceso a mejores consejos y prácticas para resolver problemas morales. Estas serán sus herramientas para enfrentar la vida.
El estudio de una religión y la participación en una comunidad religiosa son elementos fundamentales del desarrollo personal. Sin ellos, las personas pierden una fuente de enseñanza, guía y consejo que difícilmente podrán sustituir con otra. La religiosidad en la actualidad no necesariamente se contrapone con la ciencia. Ambas tienen la capacidad de ayudar al ser humano a desarrollarse desde diferentes facetas.
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